jueves, 25 de enero de 2018

A ti, que siempre te leo



Está bien, lo admito. Te deseo. No quiero, pero te deseo. Cada fibra de mi ser vibra de una manera desesperada cuando me miras. Deseo.

Sí, es eso, es deseo.

Es probar tus labios, saborearlos, tenerte en mis brazos… es poner mis manos en tu cabello, en tu cintura y en tus nalgas. Sentir tus dientes en mi boca, aferrándose desesperados, mientras mis manos…

Despojarte de tu ropa dejó de ser una mera opción. Ahora es una necesidad. Ver caer cada prenda, sea suave como tu piel, áspera como mis manos, o delicada como tu voz…

Sucumbir al calor, a la penumbra, a la lujuria. Que las palabras se vean remplazadas por gemidos, suspiros, gruñidos; el silencio invadido por la respiración agitada y entrecortada, el sudor empapando incluso el alma…

Sí, te deseo.

Sueño con tu cuerpo desnudo, duerma o esté despierto, con tu piel lívida expuesta, tus senos…
Tu belleza, expuesta más allá de tu piel, complementada por esta…

La idea de tenerte, vulnerable, delicada, bajo mis manos, junto a mi piel; de ser uno por un momento siquiera, de dejarse llevar…

Sí, te deseo.

A ti, que siempre te leo.

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