Sé que no sos vos. Pero hoy te vi.
Te vi cuando venías caminando hacia mi, oculta en un cuerpo ajeno. En un cabello más claro, en un par de centímetros más. Pero sin duda, eras vos, y no eras.
También cuando quien caminaba era yo, y vos acompañabas a tu no-novio en tu no-cuerpo. No eras vos, pero en ese cuerpo también andabas escondida.
No eras vos. No sos vos.
Soy yo.
Soy yo que no te dejo, que mantengo mi cabeza anclada a tu recuerdo.
Soy yo que veo en otras todo lo que sos, tu rostro, tu cabello y tus piernas. Soy yo quien ve en otras tu forma de caminar y tu cuerpo...
... tu cuerpo...
Tu cuerpo maldito que invita al pecado, que hace
estragos en un hombre desdichado .
Sé bien que no sos vos, que no está en ellas mi perdición como sí en ti.
Sé bien, lo sé -¡puedo verlo!- que no corresponde el cabello, que sus pechos no son los mismos a los tuyos, y que su rostro no brilla de la misma manera que el tuyo cuando sonreís.
Sé bien que no sos vos, pero hoy te vi.
Y si no te vi a vos, amor, vi tu fantasma.
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